Desde la condesa Báthory hasta los asesinos de nuestros tiempos, detectives, científicos y estudiosos de los casos de homicidio han tratado de desentrañar cómo funciona la personalidad, el cuerpo y la mente de los asesinos seriales, qué factores influyen en sus vidas para transformarlos de ciudadanos respetables en máquinas de matar sin sentimientos, caníbales o torturadores. Todas las investigaciones apuntan a develar si los asesinos en serie nacen o se hacen, es decir, si su comportamiento homicida es consecuencia de la genética o se debe a factores ambientales. La adicción es una enfermedad que une estos puntos, lo social y lo genético, y ha sido definida como una enfermedad bio-psico-social, ya que posee los tres componentes.
Biológico: responde a factores genéticos.
Psicológico: depende del comportamiento individual, algunos serán adictos y otros no.
Social: se emparenta con los factores ambientales.
Social: se emparenta con los factores ambientales.
Si se analizan estos elementos se podrá ver que una persona puede ser más propensa que otra a tener una adicción (factor biológico) y que otra, en cambio, no se inclina hacia una adicción a la que no tiene acceso (factor social).
Históricamente, existen dos tipos de adicciones: adicción a las sustancias (drogas, tabaco, alcohol, fármacos); adicción a las conductas (juego, sexo, etc.) La persona adicta sabe que su adicción no curará sus miedos, sus frustraciones, su baja autoestima, pero sabe que lo ayudará a reforzar su seguridad, aunque sea en forma momentánea.
La tendencia a la adicción se encuentra entre los factores genéticos y ambientales. Si un niño es hijo de un drogadicto o un alcohólico, será más vulnerable que el resto para caer en algún tipo de adicción; si ese mismo niño nace en un ámbito social donde el fumar o el beber es de difícil acceso, será menos proclive a caer en este tipo de adicciones. Durante el período de la niñez, cuando la personalidad está en formación, algunos comportamientos pueden indicar que un niño padecerá una adicción en el futuro, por ejemplo, un hogar sin afecto, conductas antisociales, baja autoestima, etc. En el proceso de la adicción se reconocen tres etapas: Precursora: el individuo se inclina hacia la adicción. Desarrolladora: la adicción comienza a ser utilizada. Degenerativa: la adicción gobierna la vida del individuo. ¿Qué tipo de adicción sufren los asesinos en serie? La adicción a la violencia, a la sangre, al sufrimiento ajeno, a la humillación (o son estas las formas de manifestar dicha adicción). Dentro de todo asesino en serie se esconde un ser con un grave trastorno de personalidad, un psicópata o sociópata. Son síntomas de esta enfermedad la incapacidad de amar o de ser amado, conducta agresivo-compulsiva, sadismo, falta de remordimientos y culpa. |
Visto de este modo, el uso de la violencia por parte del asesino obedecería a la búsqueda de un fin. Si hablamos de un asesino sexual, ese será el fin que busca aliviar, pero si se analizan más en profundidad las causas de los ataques homicidas, se verá que están íntimamente ligadas con fantasías de sometimiento y control sobre las víctimas, que "permitirán" al criminal el goce sexual o la aceptación social. Este accionar está presente en los asesinos organizados, en los que el conocimiento de la víctima y de sus costumbres, son formas de demostrar su poder y control sobre ellas. En cambio, en el asesino desorganizado, la dominación se manifiesta en el lugar del crimen, donde la violencia se manifiesta en forma de mutilaciones, vejaciones, etc. En la mente del asesino, su fantasía entre lo que es y lo que realmente quiere ser es lo que lo impulsa a matar; por eso continúa matando, porque en el ritual que es el crimen en sí mismo se acerca a esa fantasía que nunca lo satisface y que siempre puede mejorarse. Un asesino serial encarcelado y luego liberado, repetirá el mismo raid delictivo, se volverá más osado y evidente, desafiará temerariamente a la policía, buscará en sus homicidios la liberación de su ansiedad, de sus temores.
La mayoría de los asesinos en serie provienen de un seno familiar roto o que se desmembró durante su niñez, muchos fueron sometidos sexual-mente o maltratados psicológicamente, otros tantos tuvieron problemas de alcoholismo a edad temprana. Estos ambientes desoladores y aberrantes gestan en ellos personalidades tímidas, introvertidas, inseguras, que no les permiten relacionarse con los demás. Ya en la adolescencia, en el momento del despertar sexual, son incapaces de separar el placer del dolor, ya que es eso lo que han vivido desde siempre, y en el futuro buscarán satisfacción propia a costa del dolor ajeno.
-M
Maravillosa tu publicacion.
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